De cada garganta sale aguda una voz de eunuco, en cada corazón cuelga boca abajo un murciélago, las mejillas ríen de su hueco arroz.
Y el cráneo está lleno de cáctus enanos. La mente se debilita borracha de vulgaridad.
¿Cómo pueden susurrar las palmeras o abrir la azucena su corola blanca?
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