El buen escritor




El buen escritor dice sólo lo que piensa. Y eso es lo que importa. Porque el decir no es sólo la expresión, sino la realización del pensamiento. De la misma forma el andar no es sólo la expresión del deseo de alcanzar una meta sino su realización. De qué tipo de realización se trata, si responde con precisión a su objetivo o se pierde exuberante y poco nítida en el deseo, dependerá del entrenamiento de quien se halla en camino. Cuanto más disciplinado sea, evitando los movimientos excesivos y bamboleantes, tanto más se bastará a sí misma cada postura de su cuerpo y tanto más adecuado será el empleo del cuerpo. Al mal escritor se le ocurren muchas cosas en las que agota sus energías igual que el mal corredor sin entrenamiento se agota en los movimientos laxos y enfáticos de sus miembros. Pero justamente por eso nunca puede decir en forma apasionada lo que piensa. Es un don del buen escritor darle a su pensamiento la forma del espectáculo que ofrece un cuerpo ingenioso y bien entrenado, a través de su estilo. El buen escritor nunca dice más de lo que pensó. Así su escritura no redunda en provecho de sí mismo sino exclusivamente de lo que quiere decir.


Walter Benjamin
DENKBILDER
Epifanías en Viajes.

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