GABO FERRO: Con la literatura me transformo en un Hooligan

La siguiente entrevista fué publicada por la Revista Como Loca Mala en su último número papel en Marzo 2010.
Muchas veces y lamentablemente en las publicaciones periódicas existen limitaciones espaciales que no permiten publicar determinados contenidos como uno hubiese querido y se publica de un modo cercano a la realidad- parcial- pero no con la crudeza de lo puro, de lo recién desgrabado, de lo verdaderamente real...
Aquí la entrevista completa, sin edición.



¿Para vos, qué es lo poético?

Primero, un lugar de arranque común y general que compartimos todos aquellos que somos herederos del escenario grecolatino. El sustrato común.
Que podamos pensar en un Hada, o que podamos pensar en una flor que sale del espejo, eso es bien cultural; lugares comunes de la poética que todos compartimos y que damos por sentado que son poéticos. Pero eso no es lo bello de la poética, lo bello de la poética es la subjetividad. A mí lo que me emociona, donde yo creo que está la construcción permanente de una poética, es en la subjetividad: en lo que para vos es poético y a mí me asombra. La poética se completa con el asombro de quién percibe la imagen que vos construís.

O sea, algo absolutamente subjetivo

Es algo subjetivo pero que se construye. Y se construye con una devolución. Por ejemplo, la flor que sale del espejo, o un pez que sale del espejo, eso puede ser poético para mí pero no para vos. Yo creo que la poética está construida sobre un sustrato común natural pero que la subvierte, que rompe con eso, que juega con eso, que hace malabares con eso y de ahí su belleza.

Dentro del cine nacional ¿pensas que existen evidencias del interés en poner de manifiesto una poética de la imagen?

Yo creo que a quien le interesó dentro del cine fue a- y que fue criticado, fijate que fue criticado como grasa- Subiela. Porque él trataba de poner momentos poéticos y era duramente criticado y era tildado como grasa porque recurría a una poética de la imagen que él creía que era poética y que en realidad lo era, pero bueno, por ahí era como lugares comunes, como ya digamos, una catacresis. Entonces yo creo que fue el más poético en cuanto a estos directores populares. De películas muy vistas por el público.

¿Qué directores nacionales te interesan?

En un momento me sentí muy atraido por lo que se llamo el nuevo cine y después me dejó de interesar. Como cuando encontraron el equivalente de lo que fue lo indie en la música. Cuando no había cómo bautizar ese fenómeno se le puso indie o se le puso nuevo cine argentino y cuando después le sacaron la ficha - el patrón de lo indie o del nuevo cine argentino- y se tomó como un paradigma estético me dejo de interesar. Cuando era esa cosa que no se sabía donde meter, a mí me interesó. Después, cuando ya surgió como un patrón estético, político, social, cultural, de cómo había que filmar, ahí me aburrió y ya no me interesó más. Pero al cine vuelvo mucho , como con los discos o como con los libros; vuelvo y vuelvo y vuelvo. Y me gusta mucho Favio. Favio me conmueve. Y Torre Nilsson que tiene esa cosa casi como de Victoria Ocampo, no una Victoria conectada a una tradición literaria sino de una Victoria de un mesenasgo, de una curaduría exquisita.
Lo que él tenía además de todo eso era poder hablar de un lugar de clase que hizo agua. En el Martín Fierro para mí hizo agua; yo no me la creo a Graciela Borges diciendo “huyamos que viene el malón” Es decir, era una caricatura de una película cómica. Pero sí esas películas que hablaban de su lugar de clase con autoridad y con una belleza… Y sí, me gusta mucho el cine latinoamericano. Me gusta todo aquello que tenga un ancla local y que no lo exploten como espejitos para turistas.

¿Con la literatura te pasa lo mismo?

Con la literatura me transformo en un Hooligan. Me apasiono mucho. Bueno, de hecho ahora estoy haciendo un disco con Pablo Ramos, novelista y poeta. Estamos en un estado de gracia, es como un amor que nos tenemos. Nos conocemos desde hace muchos años, pero nunca se dio. Sobretodo porque bueno, yo escribo mis letras y les doy como una intención, creo que soy un músico y un letrista. Presto mucha atención a qué digo, cómo lo digo y en qué contexto lo enuncio. Soy un síntoma del lugar donde estoy parado y del tiempo en el cual estoy parado. Un síntoma completo. Es decir, no podría haber escrito esto ni 10 años antes- y espero para el bien de todos- ni 10 años después.
Con Pablo siempre tuvimos esa fantasía, cuando él presentó La ley de la ferocidad yo toqué. Nuestras obras tienen un eco que es el mismo. Así lo sentimos nosotros. Entonces él está en este momento con una beca en Berlín, empezó a mandarme por mail lo primero que se le ocurría y después empezamos a revisarlo. Yo estuve en un momento muy particular- porque nosotros somos muy particulaes con nuestros propios espíritus- y él como que me arengaba a hacerlo, no ti dormi ragazzino me ponía. Y mucha ternura, mucho amor y mucho respeto por el trabajo del otro. Y vamos a hacer algo juntos más allá de este disco.

¿Cuándo sale el disco?

Va a estar listo, en la calle, en Mayo y lo vamos a presentar alrededor del 14 de agosto. Ahora está en proceso de grabación. Yo creo que es un disco milagroso. La poesía de Pablo ha llegado a un lugar en el disco…porque es una poesía que se transforma en letra de canción. Porque eso es algo que discutimos tambien. El me dice que yo soy un gran poeta, pero yo no soy poeta, yo soy un escritor de canciones. Que se haya devaluado el sitio de quien escribe letras de canciones es otra cosa. Yo no me voy a subir al rango de poeta. Yo escribo canciones de la mejor manera que puedo. Sí considero las herramientas de la poesía, pero no respeto métrica. Es más, la quiebro, la considero pero para quebrarla. Por ahí comparto vestuario con los poetas pero no... Pablo aporta todo eso y lo trabajamos juntos. Hay escritas 15 canciones y estamos felices.

Tu obra tiene una gran riqueza que consiste en la confluencia que haces con diferentes artes. Por ejemplo, el año pasado grabaste un disco con Flopa, hicieron la musicalización de la obra de un artista plástico. Y este año, sacás un disco con un escritor…

Es que para mi el arte es uno. En eso yo soy un renacentista. Yo me animo con las otras artes.

¿Y qué fue lo que te llevó a decidir estudiar Historia?

Me sentia muy angustiado y muy deprimido y muy triste. Estaba dentro de una banda realmente buena, con una rítmica musical impecable y no estoy hablando de mí sino de los otros tres músicos que tocaban. Y donde la banda tenía inquietudes literarias y que yo creo que estaba muy bien hecha.
El primer disco de Porco se graba en el año 93, nosotros a los 20 años éramos la primera generación de gente que había empezado su vida erótica dentro de un gobierno que no había advertido que estaba el sida. Nosotros sabíamos que había algo pero lo que se dio fue que cuando el gobierno empieza a sacar afiches y a preocuparse de la salud pública frente al hiv sida, muchos de nosotros que no estaba infectado pensaba que lo estaba y nos empezamos- a los 20, 21 años- a encontrar más en sanatorios, hospitales, velorios, entierros, que en fiestas.
Justo ahí se junta Porco. A principio de los 90, finales de los 80. Entonces no se puede no hablar de escatología y muerte sobre todo con el timbre que porco tenía. Cuando yo me encontraba para hablar de esto, lo trataba de hacer bellamente y me daba cuenta de que no podía hablar bellamente. No me salía a mí hablar bellamente de algo tan espantoso. Entonces elegí el lenguaje de la escatología y sacamos un disco con canciones espantosas. Con un lenguaje asqueroso, repugnante, que habla en primera persona de cosas que realmente no hacían fácil escuchar ese disco ni desde lo tímbrico, ni desde lo literario. Entonces la crítica pasó por lo siguiente:
Porco en ese entonces gana la primera bienal de arte joven en música pero sin embargo la gente y algunos críticos empezaron a decir “esto es un asco” los que se quedaban en la casa, porque aquellos críticos que podían romper la cáscara y ver el cuerpo, ver la pulpa de la cosa decían “esto es genial”.
Entonces teníamos a la crítica de un lado diciendo que era genial y del otro lado diciendo que era una porquería. Entre todo esto la gente que nos venía a ver salía espantada o porque yo tocaba desnudo, o tenía un inalámbrico y salía a la calle a cantar, o hacíamos un culto a la pastilla. Pero porque la generación que nos había precedido estaba sostenida por antidepresivos, por patillas de tal o cual cosa, entonces la pastilla se había transformado en un ícono y era como muy oscuro todo. Pero no oscuro como una pose de delineador, esos justamente no venían, venían estudiantes, psicólogos y estudiantes de psicología. Hicimos un segundo disco, en el 95 cuando yo decidí que teníamos que hablar sobre relaciones. De echo en el primer disco había un tema que se llamaba mamá y papá, y entonces yo pensé que no podía escribir de nuevo sobre ello y esta Rosario en el Muro ocupando esa relación entre padres, hijos y donde Palo canta un tema precioso de Don Cornelio y es un disco, para mí, divino.
Pero un disco que asustó, no lo edito nadie. Entonces la banda quedo como en una especie de no lugar y no podiamos hacer nada, es decir, no podiamos editar disco nuevo, no podiamos tocar en lugares. Entonces yo entre en una especie de angustia y melancolía muy profunda y en ese tratar de buscar el ultimo lugar que a mí me hizo bien, hallar el lugar del estudio.

¿Porqué historia?

Para entender mi propia historia... Yo habia pasado por la carrera de psicología y la verdad que después entendí porqué historia. Por dos cosas que mi maestro me lo hizo ver: tanto los intérpretes como los historiadores hacemos hablar a los muertos. Traemos de otra dimensión algo que antes de la interpretación, en este mundo, no existía. Si vos haces un poema, ese poema vos lo traes desde otro lugar, desde otra dimensión y lo pones para todos nosotros en este mundo. Los historiadores hacen eso. Es decir, agarran un documento y como un médium -eso es lo que es un intérprete, o lo que debería ser- traen a este mundo una voz de hace mil, dos mil años.
Es un trabajo de médium completo, no como si fuera. Yo cuando me dicen a veces desde un insulto o a veces desde un lugar bonito que me transfiguro, que me deformo cuando estoy tocando, cuando estoy interpretando. Sí. Yo no intento verme bonito cuando estoy tocando, yo estoy trabajando. Cuando estoy en un concierto y cuando cierro digo ¿qué toqué, en qué momento? ¿Fueron 10 minutos? Y me dicen “tocaste una hora y media” Por eso, por ejemplo, en algunos lugares cuando me dicen “tenes que tocar una hora” pido siempre a alguien que me avise porque pierdo la noción del tiempo. ¡Y si eso no es magia! El arte se lleva puesta toda invensión de la cultura. El tiempo inclusive.
Cuando me vinieron a ver Aydee Schwartz- mounstruo que se transformó en mi maestra tambien- me vinieron a ver a Niceto a un concierto super rockero con banda y me dijeron “vos tenés que hacer la obra de Jhon Cage con nosotros, te lo proponemos” y cuando me dijeron “el teatro Colón quiere que vos lo hagas”… porque aparte la obra tiene un bailarín, una bailarina, y el cantante. Nadie más. Y sostener eso… Y cuando empezamos con Aydee a trabajar yo habia empezado a entender- y sobre todo con alguien que laburó con Jhon Cage- que hay que arrasar con la cultura. Yo estoy cansado de la cultura, quiero llevarme puesto todo lo cultural y tratar de ir hacia la naturaleza.
Por eso estoy como desconsiderando y desconsiderado de un monton de cosas de esto que muchos llaman “carrera” y que yo llamo camino... Hay ciertas reglas. Las podemos llamar reglas del under, reglas de la cultura. Y si algo debería tener “esta cosa under" es saber que las reglas las construís vos, porque no hay un contrato. Si vos querés que lo haya las vas a poner vos las reglas. El día que los artistas se despierten y que puedan hacer lo que quieran, no tienen que ir por detrás de un contrato. Muy por el contrario: deberían escaparle!
Yo se que la batalla final está perdida, pero todas las batallas en el medio son batallas que se pueden ganar y ganar y ganar y ganar. La ultima está perdida que es la más importante, que es la muerte pero – y ahí es donde se me lee mal- cuando yo digo que escribo para la historia, no me refiero a que escribo para quedar al lado de nose…de la obra de Beethoven, no. Me refiero a trascender la muerte con mis canciones.

Lo mismo pasa con los escritores, con los artistas plásticos. El arte busca la trascendencia...

Exactamente, la mayor gloria del arte es la inmortalidad. Pero eso no se le puede explicar y no me interesa discutir con alguien que cree que lo unico que yo quiero es lustre. Si vos ves mi manera de trabajar, te das cuenta que no lo busco.

Yo nosé como era el under durante los '90, te quería preguntar en comparación con lo que hay hoy. Porque es importante el hecho de que hay mucha gente que está en esto que podemos llamar under y que no busca“hacerse famosa”, no lo vé como una especie de "trampolín hacia"... es un circuito con peso propio en el que no entra cualquiera.

Cuando vos ves la independencia como un purgatorio estás en el horno. La independencia para algunos será el paraíso, para otros el infierno. Pero para los que ven la independencia como el purgatorio es un problema. Porque es “bueno, aguantá, aguantá que ya va a llegar el contrato, que ya va a venir esto, que ya va a venir lo otro”
Yo no lo llamaría under a lo que hay ahora. Under sí era en los 90. Ahora veo pares, que adoro; Flopa, Pez, Lisandro. Gente que quiero y que nos conocemos hace mil. Pero no formamos un núcleo, no hay lugares, una prensa que hable de nosotros, que tengamos nuestros espacios. Esteticamente digamos hay ciertos puntos de contacto pero hay una cosa que está unida por un afecto personal. No porque nuestras obras se encuentren en algún lugar vinculadas. En los 90 si. Estaba lo que se llamaba el nuevo Rock argentino y que todos habíamos pasado por Die-shule, por Cemento. Estaba la revista Revolver y una serie de revistas que siempre hablaban de las bandas y que tampoco se entraba, como bien decis, fácilmente. Vos podías entrar a otro under , pero que no era ese under. Vendiendo 30 entradas podías tocar en nose donde. Chabán no te hacía tocar vendiendo entradas, al menos en esa época. Después creo que sí lo hizo. Yo me acuerdo que la revista Revolver hizo- que creo que se llamó, en el año 95, Hard rock café- un casette que tenía dos canciones de Masacre, Pez, Catupecu, El matadero y Porco. Eso para mí fue casi un paradigma de lo que era; la conformación de la escena. No existía la Rolling Stones, no existía la Inrokuptibles, no existía La mano. Es decir, las tres grandes revistas digamos, mensuales, de la cultura joven no exitían. Y ellos despuntaban el vicio haciendo y bancando esa revista. La Revista Esculpiendo milagros, otra gran revista de la época. Y la devaluación llego a tener la Rolling Stones que hay, la inrokuptibles que hay. La mano es la más salvable de todas. A la Mano la defendería, sobre todo por el cariño que me une a gente que realmente labura; Pipo Lernaud, Alfredo Rosso, Claudio Cleimann, son realmente críticos y no devenidos críticos.

¿Cuál es para vos la relación que hay, si es que la hay, entre arte e ideología?

Quiera el artista o no quiera, el artista es militante. Militará para el bien o militará para el mal. Militará de manera consciente o de manera inconsciente pero es imposible no militar. Entonces, es preferible que el artista se haga cargo de su propia militancia porque su obra, sino, se lo va a reclamar en algún momento.
Cuando vos traés a este mundo el objeto, en el caso del arte: la música, la literatura, con la performance, con lo performático, hasta con eso se hace militancia. Entonces prefiero el nivel consciente de la militancia que el nivel inconsciente que tanto desde la obra como desde el artista va a estar operando.
Y sino te haces cargo, van a estar operando por vos. Entonces, yo prefiero hacerme cargo.
Militancia no es panfleto, eh. El panfleto no me interesa, me aburre, me parece vacío. La militancia es otra cosa: puede ser panfletaria o no. Yo arengo por una militancia que tiene que ver con las políticas que un artista tiene que ocuparse de tener, que son políticas estéticas en definitiva. Siempre fantaseo con discutir y nadie discute. Parate, denunciá, trabajá. Y ojo, no necesitas usar una boa para pararte. Parate como en el caso de varios que se paran de una manera íntegra cuando lo hacen, mirá Flopa! Que no hace falta que Flopa se ponga ninguna cosa y vos escuchas y te vuela la cabeza cuando abre la boca.
Con mi primer disco: Canciones que un hombre no debería cantar, me salió una gira universitaria en EEUU. Tenía todo armado, con dos meses de gira. Ahí fue donde aprendí de nuevo a cantar: En una comunidad negra en Carolina del Norte. Un hito en mi vida. Donde mi maestro tenía 92 años y se sacaba los dientes para cantar. Y él me acuerdo cuando escuchó mi disco me dijo: ¿porqué grabaste las voces así? Ellos me decían que cuando yo abría la boca Dios aparecía. Entonces me dice ¿porqué está grabado así? Y yo le dije “porque en el Rock, si está muy bien cantado…” y el tipo me dijo: si vas a seguir cantando así dedicate a otra cosa, porque los artistas… y citó esa cosa de médium y esa cosa de o hacelo así o no lo hagas. Ponete un kiosko.

¿Qué cosas leés?

Leo todo lo que me regalan hasta donde me aburre o hasta el final, si me interesa. Pero todo lo que me regalan. Volví, porque presté y me devolvieron, otra vez al Origen de la tristeza de Pablo Ramos que es como yo creo que debe ser un escritor.
Me gusta mucho leer ensayos, por ejemplo, vuelvo siempre a Michel de Certeau: La invension de lo cotidiano es para mí un libro que leo, presto, recomiendo. Y después hay cosas que atesoro con cariño; Foucault por ejemplo. Eso en cuanto a ensayos, vuelvo siempre a ellos. Después los clásicos, me gustan las obras paradigmáticas, mucho texto medieval, Santo Tomás, la crónica medieval.
Lo ultimo que leí, así fresco, fue: Cuando muera quiero que me toquen cumbia, de Alarcón. El me regaló su libro y es buenísimo, muy muy buen texto.

Si tuvieses que definirte de alguna manera, lo harías como un músico pop, un trovador al estilo Silvio Rodríguez, un músico de protesta?

Yo rescato la figura de trovador medieval que no es la misma que la del trovador sesentoso militante-partido-político. Lo que yo critico del panfleto es la política partidaria. Eso no me interesa.
El trovador medieval no era lo mismo que el juglar, porque el juglar tocaba, cantaba, hacía malabares, contaba chistes hacía piruetas. El trovador había ido a la guerra y había vuelto y con el instrumento contaba una cosa subjetiva; su crónica de guerra. Era un narrador, era un poeta, era un músico. Yo soy ese. Soy un tipo que viene de la guerra. En mi caso -afortunadamente la mayoría de las veces- una guerra imaginada, y te cuento lo que ví. Yo soy eso, fantaseo con eso, o juego a ser eso. Es decir, el trovador del Siglo XX no me interesa, nuestras guerras del siglo XX no tuvieron trovadores. Tuvieron ideólogos, pero no trovadores.

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